CULTIVO NATURAL CON FERTILIDAD CRECIENTE

08.11.2011 18:27

 

Por: Almanaque Verde | 15 octubre 2011

El japonés Masanobu Fukuoka sembró arroz en su parcela en la isla sur en Japón durante mucho más de 50 años. Sin arar, sin usar químicos, solo respetando los ciclos naturales. Y tuvo éxito con cosechas abundantes, sin el acoso de las plagas y, lo más sorprendente para muchos, con una fertilidad creciente en su suelo.

Defendió cuatro principios del cultivo natural, publicados en su libro La revolución de la brizna de paja (The One Straw Revolution).
Le permitieron cultivar y cosechar verduras, granos y cítricos. ¡Probablemente
no hay ningún método más fácil y simple para hacerlo!

El primer principio consiste en no cultivar, es decir, ni arar ni revolcar la tierra. La tierra se cultiva así misma, naturalmente, por medio de la penetración de raíces de las plantas y la actividad de microorganismos, los animales pequeños y los gusanos de tierra.

El segundo principio es no a los fertilizantes químicos o al compost preparado. Las personas interfieren con la naturaleza, decía Fukuoka quien murió en 2008. Las prácticas imperantes de cultivo no tienen en cuenta las necesidades del suelo, le arrebatan los nutrientes esenciales y el resultado es el vaciamiento anual de la tierra. Si se le permite, el suelo conserva su fertilidad de acuerdo con el ciclo planta – vida animal.

El tercer principio es no desyerbar mediante labranza o herbicidas. Las
“malezas” realizan el trabajo de contribuir con la fertilidad del suelo, y equilibrar la comunidad biológica. Como un principio fundamental, las “malezas deben controlarse, no eliminarse”. El mulch de paja, y un cultivo de cobertura de trébol blanco en los callejones del cultivo, acompañados por las inundaciones temporales, proporcionaron a Fukuoka el control de las malezas en sus cultivos.

El cuarto es la no dependencia de químicos. Desde el momento en que las plantas débiles se desarrollan como resultado de prácticas antinaturales como arar y fertilizar, las enfermedades y la falta de equilibrio de los insectos se vuelven un gran problema en la agricultura. La naturaleza, por sí misma, tiene el equilibrio perfecto. Los insectos dañinos y las enfermedades de las plantas siempre están presentes en la naturaleza pero no tienen una magnitud tal que requieran el uso de químicos tóxicos. El acercamiento sensato para controlar las enfermedades e insectos es dejar crecer las cosechas fuertes en un ambiente saludable.

La guía

Para seguir con este método de cultivo natural, Fukuoka recomienda:

1.    Usar abono verde para enriquecer y ablandar la tierra, malezas y arbustos crecerán debajo de los árboles, y un ciclo rico de regeneración se inicia. Cultivos de cobertura como el trébol, vicia, arveja, algarrobo, maní forrajero y alfalfa acondicionan y nutren la tierra permitiedo obtener altas producciones sin agregar fertilizantes comerciales.

2.    Extender sobre el suelo la paja del arroz o la cebada, o los restos de cosechas, propicia la fertilidad, protege la germinación, controla las malezas, mantiene las aves lejos, cuida el agua, mantiene la estructura del suelo.

3.    Si el campo se cubre con restos de cosechas, la germinación de malezas se detiene en breve. El trébol blanco sembrado con el grano como cobertura ayuda a mantener las malezas bajo control y aporta nitrógeno. Pero cuando se voltea el suelo, hay semillas que quedan muy profundas en la tierra para germinar, mientras que otras indeseables se avivan y tienen oportunidad para crecer. Fukuoka decía que el granjero que intenta controlar las malezas arando el suelo está sembrando las semillas de su propio infortunio.

4.    El suministro del estiércol animal ayuda a descomponer la paja. Una capa delgada de estiércol de pollo sobre la paja, ayuda a que ésta se descomponga con rapidez. Fukuoka introducía patitos jóvenes mientras las plántulas de arroz todavía estaban jóvenes; los patos crecían junto con el arroz. Diez patos proporcionan el estiércol necesario para media hectárea y también ayudan a controlar las malezas.

5.    No hay ninguna necesidad de preparar el abono. Si la paja se deja en la superficie del campo en la primavera u otoño y se cubre con una capa delgada de estiércol del pollo o coprolitos de pato, en seis meses se descompondrá completamente.

6.    Agregar demasiado fertilizante también puede causar problemas, aunque el fertilizante sea natural como la gallinaza.

7.    Si las semillas se esparcen mientras la cosecha precedente todavía está madurando en el campo, esas semillas germinarán antes que las malezas. Las malezas crecen después de que el arroz se ha recolectado, pero para ese tiempo el segundo grano tiene ya una ventaja.

8.    Las pelotillas de arcilla que envuelven las semillas (“nendo dango”), las protege de animales pequeños como grillos, ratones, topos y babosas.

9.    Fukuoka cultivó sus granos sin químicos. En algunos árboles del huerto ocasionalmente usó una máquina de emulsión de aceites para el control de insectos. Tampoco usó pesticidas persistentes o de amplio espectro, y no tuvo un “programa de control de plagas”.

En pocas palabras, lo que recomienda Fukuoka es devolver al suelo todo lo que se cosecha en él, para seguir el orden natural y acrecentar la riqueza de la naturaleza. Allí pululan libélulas y polillas; las abejas zumban de flor en flor; insectos, arañas, ranas, lagartos y animales pequeños bullen en la sombra fresca que da el follaje. Los cucarrones y lombrices de tierra excavan bajo la superficie. El ecosistema es equilibrado: insectos y plantas mantienen una relación estable. No es raro que una enfermedad pase de largo en esta área, sin afectar las cosechas.

 

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